Disonancia Cognitiva.

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 Actualmente se han estado viviendo el surgimiento de diversos movimientos y tendencias a nivel mundial, con las nuevas investigaciones que se generan en diversos campos de diversas disciplinas nos muestran más descubrimientos, algunos indicando que algunas cosas de nuestro consumo diario es nocivo, todo esto nos hace cuestionar en mayor o menor medida si las cosas que hacemos, que pensamos, que creemos o que consumimos son correctas considerando toda la información con la cual somos bombardeados a diario, ante todo esto es normal justificar todo lo anterior mencionado, para mantener una coherencia entre sus creencias, actitudes y su conducta, a esto se le conoce como disonancia cognitiva.

El término disonancia cognitiva pertenece a la teoría del mismo nombre, que fue propuesta por el psicólogo Leon Festinger en 1957, su teoría explica cómo las personas intentan mantener su consistencia interna. Sugirió que los individuos tienen una fuerte necesidad interior que les empuja a asegurarse de que sus creencias, actitudes y su conducta son coherentes entre sí. Cuando existe inconsistencia entre éstas, el conflicto conduce a la falta de armonía, algo que la gente se esfuerza por evitar.
Evidentemente la mentira en la disonancia cognitiva está muy ligada y por lo mismo se genera una duda, sobre qué tan relacionados están estos conceptos.
Esta duda llego hasta al propio Leon Festinger, que junto a su colega James Merrill Carlsmith, realizó un estudio que demostró que la mente de los embusteros resuelve la disonancia cognitiva “aceptando la mentira como una verdad”.
El experimento realizado se diseñó para probar que, si tenemos poca motivación extrínseca para justificar un comportamiento que va en contra de nuestras actitudes o creencias, tendemos a cambiar de opinión para racionalizar nuestras acciones.
Para ello, pidieron a unos estudiantes de la Universidad de Standford, divididos en tres grupos, que realizaran una tarea que evaluaron como muy aburrida. Posteriormente, se les pidió a los sujetos que mintieran, pues tenían que decirle a un nuevo grupo que iba a realizar la tarea, que ésta había sido divertida. Al grupo 1 se le dejó marchar sin decir nada al nuevo grupo, al grupo 2 se le pagó 1 dólar antes de mentir y al grupo 3 se le pagó 20 dólares.

Una semana más tarde, Festinger llamó a los sujetos del estudio para preguntarles qué les había parecido la tarea. El grupo 1 y 3 respondió que la tarea había sido aburrida, mientras que el grupo 2 respondió que le había parecido divertida. ¿Por qué los miembros del grupo que habían recibido solamente 1 dólar afirmaban que la tarea había sido divertida?
Los investigadores concluyeron que la gente experimenta una disonancia entre las cogniciones en conflicto. Al recibir sólo 1 dólar, los estudiantes se vieron obligados a cambiar su pensamiento, porque no tenían otra justificación (1 dólar era insuficiente y producía disonancia cognitiva). Los que habían recibido 20 dólares, sin embargo, tenían una justificación externa para su comportamiento, y por tanto experimentaron menos disonancia. Esto parece indicar que si no hay ninguna causa externa que justifique el comportamiento, es más fácil cambiar de creencias o actitudes.
También para agregar esta información sobre la mentira, Anastasio Ovejero concluye que: “Es necesario entender que los sujetos por lo general viven en consonancia cognitiva entre su pensar y actuar y si por algún motivo no pueden ser congruentes, intentarán no hablar sobre los hechos que generan la disonancia, evitando así aumentar ésta y buscarán reacomodar sus ideas, valores y/o principios para así poder auto justificarse, logrado de esta manera que su conjunto de ideas encajen entre sí y se reduzca la tensión”.
Pero la disonancia cognitiva no tiene solo una vinculación en exclusiva con la mentira o los mitómanos, para prueba, aquí un ejemplo muy clásico y que seguramente muchos conocemos, los fumadores.
Todos sabemos que fumar puede provocar cáncer, problemas respiratorios, fatiga crónica e, incluso, la muerte. Pero ¿por qué la gente, sabiendo todos estos efectos perniciosos que causa el humo, todavía fuma?
Saben que fumar es tan perjudicial para la salud, pero, continuar fumando produce un estado de disonancia entre dos cogniciones: “debo estar sano” y “fumar perjudica mi salud”. Pero en vez de dejar el tabaco o sentirse mal porque fuman, los fumadores pueden buscar autojustificaciones como “de qué sirve vivir mucho si no se puede disfrutar de la vida”, además de otras justificaciones como “Fumar me relaja”.
Este ejemplo muestra que a menudo reducimos la disonancia cognitiva distorsionando la información que recibimos. Si somos fumadores, no prestamos tanta atención a las pruebas sobre la relación tabaco-cáncer. Las personas no quieren oír cosas que les pongan en conflicto con sus más profundas creencias y deseos, a pesar de que en el mismo paquete de tabaco haya una advertencia sobre la seriedad del tema.
Como se puede notar en el ejemplo de los fumadores, la existencia de la disonancia cognitiva es bastante real y muy amplia, al punto que se podría generar en cualquier ámbito de nuestras vidas y nuestras justificaciones sean solo una forma de reducir la disonancia cognitiva que estamos sufriendo debido al impacto de la incoherencia de alguna actitud, creencia o comportamiento con respecto a las demás.

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