Recolectores de Lore: Cypher la maga recolectora.

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    La envidia y la avaricia son sentimientos muy poderosos, nos pueden hacer desear objetivos ajenos, conseguir algo que otros tienen e incluso conseguir una posición por querer estar a la par de otros.

    Pero, cuando la envidia y la avaricia se llevan a los puntos más grandes y sin límite alguno, es cuando los problemas pueden surgir, y no serán problemas pequeños, serán problemas que crearán una malicia que puede corromper el alma del humano, hacerle perder el sentido común e, incluso, destruir naciones enteras por un simple capricho de tener lo que otros tienen y hacerlo suyo.

    Justo es lo que sucedió, todo un mundo caído en desgracia, despojado de la paz, lleno de conflictos, adorando dioses falsos y los dioses auténticos capturados o inclusive, muertos. Todo por la ambición de un hombre por poseer más de lo que puede, arrastró a la oscuridad a todo un mundo en el momento en que un dios respondió a sus plegarias.

    Pero esta no es la historia de este triste hombre, eso será historia para otro día, el día de hoy les contaré la historia de uno de los muchos que cayeron en este triste mundo, la historia de una poderosa maga, la cual llegó hasta los confines de este conflicto, síganme y les mostraré su historia y su final.

    El nombre de esta poderosa maga es Cypher, una apostata, entendiendo que tenía el don de la magia a temprana edad y aprendiendo a usarla por sí misma, ignorando las muchas enseñanzas de las escuelas de magia, como lo son los guardianes de fuego y cielo, pero respetando la idea del porque existen, después de todo, no todas las personas pueden ser autodidactas, algunas necesitan una guía necesaria.

    Originaria de la nación de Kulka’as, otro reino en este mar caótico lleno de conflictos. Conflictos que son tan antiguos que incluso los monarcas ya han olvidado porque están en guerra con los otros reinos, la razón de estos conflictos seguro está perdido entre la historia, pero encontrar ese origen es tarea de historiadores, ya que el mundo está por tener un gran cambio.

    Por primera vez en la historia del mundo, las naciones han decidido hacer un pacto para crear una tregua, un casamiento que crearía unión entre las naciones, Cypher estaría como miembro de una embarcación para llevar a una princesa al otro lado del mar para crear esta alianza, fracasar en la misión seguro sumergiría al mundo en días más oscuros.

    A mitad de la noche el barco es abordado por piratas, llegaron asesinando a todos los tripulantes, sin hacer muchas preguntas Cypher se abrió camino matando a algunos piratas para llegar cuanto antes al camarote de la princesa, pero al llegar a la cubierta, encontró algo insólito, algo que era imposible de nombrar, un Kraekan, una bestia de las profundidades -el peor escenario posible- había aparecido.

    Cypher intentó enfrentarlo, pero de un golpe fue impactada contra el barco cayendo en una oscuridad. Era el fin de su vida y de esa misión, mientras sus sentidos se apagaban recordaba las palabras que se le dijeron al iniciar la misión:

“Fracasar en esta misión seguramente nos sumergiría en días más oscuros”

    Pero este no sería el final de Cypher, aún le quedaba un gran camino antes de caer en los eternos brazos de la muerte, pues sus oídos captaron un sonido, el impacto de las olas chocando con las rocas. Con dolor supo que aún vivía y, sin pensarlo, decidió buscar a la princesa, la paz era más cercana que nunca, debía encontrarla y llevarla al otro lado del mar.

    Al despertar se dio cuenta que se encontraba en una costa. Había una ligera niebla cubriendo todo el lugar, no era lo suficientemente densa para impedir la visión, pero si lo suficiente para darle un aire algo tétrico al lugar.

    A los pocos metros se encontró con un anciano, que no le sorprendió verla, ya que esa costa era común que aparecieran personas, más náufragos, como ella, le dijo que había un santuario cerca, un santuario sin algún credo, le pregunto a cuál pertenecía, la respuesta era obvia, ella era una seguidora de la diosa de la Luz, Devara.

    Los otros credos que este anciano le mencionó los conocía, pero no era seguidora de ellos.

    Los Seres de Hierro, adoraban el fuego y el metal, adoraban como podían crear tanto con esos elementos, lo consideraban algo que creaba el mundo que combinado con la fuerza del hombre podían hacer lo que quisieran, pero algo que detestaban era la magia, y ella como maga, no tenía lugar en ese credo.

    Los tres, era el credo con más seguidores, este credo creía en tres deidades, El Rey, que ofrece sabiduría a los hombres que guía, el Caballero, quien protege a los guerreros en combate y el Juez, que ofrece guía a los que mantienen el orden, Cypher consideraba a este credo como falso ya que parecía más un estado de idolatracion de los monarcas y su poder.

    En cambio, Los Seguidores de la Luz, creían en Devara, Diosa de la humildad, la amabilidad y el perdón, eran pocos los que aun creían en ella, pero la visión de una diosa que ofrece perdón y cuidados a sus seguidores la cautivó, más en un mundo tan violento y caótico en el que vivía.

    Una vez con la reliquia de su credo se marchó hacia ese santuario a descansar, pero antes de marchar, ese anciano le deseó suerte con su búsqueda, dándole unas últimas palabras:

“Tendrás éxito en la aventura si mantienes la cordura”

    Sin tomarle mucha importancia partió y descansó en el nuevo santuario de Devara, una vez con sus energías recuperadas emprendió camino y se encontró con una estructura muy cercana, como primer indicio decidió explorarla.

    Este lugar parecía un diminuto fuerte, se encontró con varias personas todas atacándola sin intentar dar una palabra como advertencia, parecía que todos querían acabar con su vida. Sin otra vía de escape fue acabando con cada uno de sus enemigos, explorando cada habitación, para su suerte no había rastro de la princesa, lo cual fue un alivio. Quizás podría estar a salvo en otra ubicación.

    Mientras exploraba los últimos lugares se encontró con lo que parecía ser el líder del lugar, un caballero grande con ropa ligeramente mojada y un enorme espadón, solo con verla se lanzó al ataque. Con suerte Cypher escapó de sus ataques y gracias a su magia y su espada corta ese caballero empapado no dio tantos problemas. Sin embargo, al ser vencido su cuerpo se cuarteó con una extraña luz y se hizo cenizas, dejando un rastro de su ser y con ello, una llave, para una puerta trasera para salir de este lugar.

    Tan solo salir, Cypher se encontró con otro caballero, pero este no era hostil, este era muy amable. Solo verla le hablo cordialmente, preguntando por su misión, después con mucha emoción le hablo de la suya, invadir un castillo, matar a sus protectores y al dragón que ahí vivía, ya que por eso existen los castillos, ¿no? Para invadirlos y los dragones para matarlos.

    Sin mucho que decir ante tal pregunta, el caballero le dio indicaciones, más delante estaba el castillo, pero el puente estaba destruido y debajo de la fortaleza había un paso a una villa.

    Con estas nuevas indicaciones Cypher ni siquiera pensó en dudar de su palabra y optó por ir a la villa. No quería perder tiempo averiguando si ese caballero mentía o no, lo más importante era encontrar a la princesa y una villa era un buen lugar en cual buscar.

    El paso era oscuro y con abismos, lleno de murciélagos y un ser de cuchillas flotante, con esto las palabras de ese anciano no parecían tan locas, él dijo que quizás esta isla estaba maldita, eso ya no era algo tan improbable.

    Cerca de la entrada a la villa se encontró con una puerta, era la puerta cerrada cerca del santuario que encontró, evidentemente este lugar tenía conexiones algo extrañas.

    Finalmente llegó a la villa, como se imaginó, fue recibida con los residentes atacándola, justo como sucedió antes. Seguramente la maldición hacía que ellos fueran tan salvajes ante los forasteros, pero no tenía tiempo para intentar dialogar, eran ellos o ella.

    En medio de la villa se encontró con un hombre colgado en un poste, la forma de cómo estaba le causó cierta curiosidad, curiosidad que fue respondida por este.

    Al momento de hablar, Cypher sintió una enorme presión en el ambiente, sintió un sentimiento de desesperación, no suya si no externa. Era una desesperación enorme que podía hacer que se arrodillara y ceder ante esta, pero ella se mantuvo firme, no dejo que sus piernas cedieran ante esta presión.

    El hombre solo rio y dijo que su valentía era estúpida, sufrirá y al final caerá, un día perderá todo y sangrará, se arrodillará y será consumida por este.

    Sin entender nada, el hombre dejó de hablar, como si la vida se hubiera ido de su cuerpo, esa presión que sentía había desaparecido, con miedo de lo que fue eso, siguió su camino por la villa.

    Descubrió que no había rastro de su princesa, lo cual le reconfortó de alguna forma, al menos no había sido víctima de los lugareños.

    Siguiendo explorando en un lugar profundo se topó con lo que parecía una reina, o al menos eso parecía con esa corona adornando su cabeza.

    Esta reina emitió un enorme grito al ver a Cypher y con sus dos espadas arremetió contra ella, esta pelea fue mucho más feroz que la anterior. La reina era en exceso violenta y no daba respiro a Cypher, esto fue lo que provocó que de un golpe la lanzara por los aires y la rematara con una de sus espadas, Cypher casi inconsciente veía como su sangre salía de su cuerpo poco a poco hasta quedar desmayada, esta ocasión era definitiva, ella estaba muerta.

    Cerca de ella escuchó unos pasos antes de caer en la total oscuridad, para su sorpresa, se encontraba en el santuario de los 3, por el cual había pasado antes de ir por la reina. Enfrente a ella tenía a un clérigo quien le explicó todo, el la reviviría en cada ocasión que ella muera, su muerte le daría más fuerza al enemigo que la mató y en caso que nadie que la haya matado, se crearía una criatura, todo esto por la sal.

    La sal que regía el mundo, en esta isla era aún más importante, daba más fuerza y habilidades y por eso muchos intentaban cazar a los forasteros.

    Ahora con esta nueva información descubrió algo más, al parecer al descansar en un santuario todas las criaturas renacían, así que, si quería volver a enfrentar a esa reina, debería acabar con todos los habitantes otra vez.

    Le costó menos trabajo que la vez anterior, pero finalmente estaba otra vez ante la reina, era más feroz que antes, lo que dijo ese misterioso clérigo era verdad, pero recordando su fracaso anterior, fue más cautelosa y usó mejor sus hechizos, costó algo de trabajo, pero finalmente obtuvo su victoria.

    Ahora con esa reina vencida, podía continuar su travesía, mientras avanzaba por un enorme pasillo oscuro se encontró con otro caballero, de nombre Fern, quien estaba descansando, buscando alguien que tuviera una pequeña faltriquera con tierra, lamentablemente Cypher no lo tenía, sin más que decir continuó hasta salir y toparse con un pequeño claro.

    En este lugar, con una niebla más espesa que la que había en la costa, encontró a una joven mujer, algo misteriosa. Ella afirmaba ser una hija de la vida que titila como la llama, no era muy claro lo que quería decir, pero le ofreció expiar sus pecados cuando ella cometa alguno.

    Con una nueva ayuda siguió avanzando ahora llegando a un espeso bosque, con unos peculiares habitantes, arqueros que brincaban de árbol en árbol lanzando sus flechas ante la nueva visitante y unas babosas gigantes cayendo de los árboles buscando consumir a su presa.

    Estos enemigos más que complicados le resultaban molestos, muy agiles y escurridizos, pero finalmente llegó al otro extremo del bosque, donde había un nuevo pacto, uno que conocía y se le hacía cuestionable, las Raíces de Piedra.

    Estos eran unos sujetos que ven al bosque como un ser místico, se entregan al bosque y a sus espíritus, su fama es debido a que sus súbditos consumen veneno, ya que, como el bosque, este filtra entre el reino de los hombres, extendiéndose e invadiendo hasta reducirlo a tierra, su objetivo es eliminar la civilización para perpetuar el bosque.

    Cypher mantenía sus distancias con este grupo, había tenido su ayuda en el pasado, pero aun así no era tan de su agrado.

    Cerca de ahí había un portón cerrado, justo como la fortaleza del inicio, seguro habría un líder por ahí con la llave para avanzar. No tuvo que buscar mucho, ese líder se encontraba muy cerca.

    Un alquimista con máscara de cuervo, lanzando pociones que creaban bolas de fuego, nubes de oscuridad y más babosas. El combate fue más sencillo que los anteriores, sus ataques eran predecibles y sus pociones tardaban en formarse. Con una nueva llave podía seguir avanzando.

    El nuevo lugar era una nueva fortaleza, una más grande, aunque con algunos puntos cayéndose. Los enemigos eran más de lo mismo, arqueros, atacantes con hachas y unas nuevas bestias muy rápidas y feroces, pero nada que ella no pudiera dominar.

    Al explorar se encontró con una nueva bestia, un Kraekan, como el del barco, pero esta vez un ciclope. Sin embargo, esto carecía de sentido, los Kraekan estaban cerca de las costas y en el mar, pero aquí había uno, y todo eso estaba muy lejos del mar, sin duda esta isla escondía más de lo necesario.

    El Kraekan cayó después de mucho esfuerzo, pero a estas alturas el miedo hacia los Kraekan ya había desaparecido del cuerpo de nuestra maga, ahora con otro enemigo poderoso vencido tenía una nueva llave y podría seguir sin detenerse tanto.

    


    Al seguir explorando esta fortaleza se encontró ahora con un bufón salvaje, el cual usaba una espada y tan pronto la vio se lanzó al ataque, era más veloz y feroz que la reina. Le costó mucho, pero a este punto Cypher se había vuelto una feroz cazadora, la cantidad de sal que había obtenido le permitía ser una maga increíble, su magia era más poderosa que nunca y ahora portaba un espadón que le ayudaba a exterminar más fácil a sus enemigos, y ese bufón cayo al igual que los demás.

    Mientras buscaba la salida a una nueva zona se encontró con otro bufón, este era cordial, aunque hablaba de forma muy confusa. Le ofreció una runa para usar algunas piedras, las cuales le permitirían caminar por los techos, una habilidad interesante que había escuchado hace tiempo, existían algunas runas que daban algunas habilidades, pero estaban muy ocultas y solo los elegidos las poseían, fue increíble que una de estas runas la poseyera un bufón.

    Con esta habilidad fue de regreso a donde había empezado, probaría suerte con el castillo, quizás con esta runa podría llegar a él, en su camino se encontró con el santuario a Devara donde descansó. Más delante localizó una piedra donde podía activar la recién adquirida runa. Por fin podía continuar, aunque la emoción hizo que olvidara por un instante su búsqueda de la princesa, no pensó en ello en este lugar, era improbable que ella estuviera en el castillo.

    El castillo era grande e imponente, sin embargo, como las anteriores fortalezas, poseía ciertos indicios de destrucción, quizás por conflictos anteriores, quizás alguna invasión de otra nación, pero aun ante todo esto, este castillo se le hacía extrañamente familiar.

    Si había un castillo significaba que le pertenecía a un Señor, quizás este pudiera ayudarle, eso en el mejor de los casos. En el peor, tendría que pelear con varios caballeros y quizás con el propio Lord.

    Solo entrar al castillo se dio cuenta de los peligros que este albergaba, sin duda alguna la ayuda en este lugar no la encontraría.

    Se encontró con armaduras gigantes atacándola, caballeros, trampas eléctricas, esclavos con cuchillos humeantes, calaveras ardientes y hechiceros arcanos, sin duda el Lord no quería intrusos o estaba tan loco como cualquiera en esta isla.

    Cerca del santuario, el cual reclamó en nombre de Devara, encontró al caballero que encontró cerca del primer fuerte, parece que había encontrado la forma de entrar, el seguía siendo amable, pero parecía demasiado pensativo, se preguntaba quién era el señor del castillo, quien construyó el castillo y todos los fuertes, no parecía señal de los líderes, pero, ante todo, seguía con su misión de vencer al dragón que tenía este castillo, con suerte no tendría que enfrentarlo.

    En el castillo se encontró con un alquimista, quien le brindó su ayuda, les daría más fuerza a sus armas si le daba ciertos elementos - sal y oro. Ella accedió a su ayuda y de esta forma, su espadón, Kureimoa, se impregnó de la esencia de esa reina de la villa, la cual le había dado su primera muerte, pero ahora ese espadón reaccionaba ante su magia y su fuerza, podía sentir que ahora era más poderosa que antes.

    Llegando a lo más alto del castillo sintió un calor en medio de la lluvia mientras un rugido sonaba por encima de ella. Un rugido que se dirigía a ella, se trataba del dragón que estaba cazando aquel caballero, ahora ese dragón estaba yendo por ella.

    Sin más opción que confrontar a ese dragón se llenó de valor y confianza en su nueva arma, se dio cuenta del poder que ahora poseía. Ella podía hacerlo todo, incluso matar un dragón por sí misma y justo eso pasó, el dragón vio su fin ante la hoja de su espadón mágico.

    Siguiendo examinando los cuartos restantes del castillo se encontró a una ladrona quien se sorprendió que el dragón haya caído ante una simple maga, eso la inspiró a abrirse camino en esta isla, cazando a grandes monstruos, como agradecimiento le ofreció una runa, la runa de los ladrones, la cual le dio la habilidad de poder saltar entre paredes impulsándose hacia arriba, una habilidad fundamental para cualquier ladrón.

    Cypher ahora con esta habilidad dio con una nueva salida del castillo, sin duda este castillo no tenía señor, las dudas del caballero ahora eran suyas, pero antes de salir del castillo se encontró con algo que le daría aún más dudas, el hombre crucificado.

    El hombre crucificado ahora estaba en la salida del castillo, solo emitió unas cuantas palabras, dándole a entender que todo en esta isla o quizás en el mundo le pertenecen y todos se arrodillan ante él, quizás solo es un loco o algo más grande que un simple hombre.

    Tratando de ignorar las palabras del hombre crucificado continuó su travesía, ahora en una mazmorra debajo de este castillo, aunque más que mazmorra parecía un enorme calabozo donde se habían torturado a miles de personas hasta la muerte por años. Un lugar escalofriante, dónde volvió a encontrar al bufón que le ayudó con anterioridad.

    El bufón siguió hablando con muchos enredos, pero en sus palabras encontró algo de sentido, este lugar estaba lleno de reinos, construcciones y reyes en estado lamentable, todos por una fuerza, la cual, es aún desconocida, pero sin duda, es algo muy oscuro, quizás ese hombre crucificado sería más importante.

    Pero sin saber que pensar, siguió adelante, tratando de encontrar una nueva salida. El calabozo era más escalofriante de lo que creyó, para su suerte, había una salida muy cerca, aquí se volvió a encontrar al caballero, quien se disculpaba por no haberla asistido en la batalla con el dragón. Ahora sin objetivo se puso de meta varias cosas, quizás el calabozo o ir hacia el Zigurat, algo lo llamaba ahí, pero para llegar ahí había que pasar por la Cúpula de los Olvidados, un lugar con más dolor que el calabozo.

    El caballero se quedó ahí meditando sus opciones, Cypher opto por pasar por el calabozo, sería algo más peligroso, pero la explicación de la Cúpula de los Olvidados tampoco era muy llamativa.

    Mientras seguía explorando el calabozo se volvió a encontrar a la ladrona, ahora le habló más sobre ella. Es la mejor ladrona de los 8 reinos, es tan buena que incluso la monarquía la ha contratado en varias ocasiones para cuidar a nobles y objetos. En esta ocasión su labor era ser la escolta de un noble en su travesía del mar, pero naufragaron, ella despertó en la isla, no sabe si ese noble está vivo o muerto, solo sabe que, si regresa sin él, será su muerte, así que reunirá riquezas del lugar y se retirara a vivir a Costarroca, un lugar que apenas es tocado por los conflictos entre naciones.

    Quizás esta ladrona fuera la escolta de nuestra princesa o fuera el príncipe con quien se casaría, pero la coincidencia de que ambas embarcaciones naufragaran al mismo tiempo en una zona similar, era demasiado sospechosa. Había algo oculto en todo esto, la curiosidad empezó a adentrarse en Cypher, ahora encontrar a la princesa parecía una cosa sin importancia.

    Al llegar al fondo del calabozo encontró una estructura imposible, algo tan cruel como asqueroso, un árbol de hombres, una estructura viviente que le impedía el paso, un ser hecho de acero y fuego, con hombres colgados y jaulas ensangrentadas. El camino a seguir era obvio, exterminar a esta construcción para seguir su travesía.

    El Árbol de Hombres no dio mucha pelea, era poderoso, pero muy lento y torpe, con su magia y su mágico espadón no tardo en caer. Ahora con el camino abierto llegó a una nueva zona, esta era una caverna, la cual se encontraba llena de monstruos mitad araña y mitad hombre, arañas gigantes y esqueletos escurridizos, a este punto las extrañezas habían dejado de sorprenderle.

    Cerca de la entrada volvió a encontrar al caballero, este seguía con sus dudas sobre las construcciones. El calabozo anterior era El Salón Carmesí de las Jaulas de Askaria y el castillo era idéntico al Cloudencasse de Kulka’as, reino de donde Cypher era originaria, por eso se le había hecho tan familiar, pero, aun así, que hubiera tantas cosas de tantos reinos, era algo extraño, sin duda la princesa ya no era importante.

    Esta cueva sin duda también debería ser de algún lugar o encontraría algo más de información.

    En la exploración por la cueva se encontró a Minty Skell, una segadora quien le ofrecía objetos, Cypher compró algunas cosas para su viaje por la cueva, pero esta segadora le dijo algo que recordaría hasta el final, en esta isla hay un tesoro, oculto, enterrado en lo más profundo.

    Esto no sería lo único que descubriría ene esta cueva, ya que también aquí se encontraría de nuevo con la ladrona. Quién había encontrado a su noble. Muerto. Decidió saquearlo en busca de alguna joya para su botín, pero encontró algo peor, una marca en su cuello, solo los esclavos son marcados en esta zona. Con esto Cypher no tardó en atar cabos, seguramente su princesa estaría muerta y al igual que ese “noble”, sería una esclava con ropas de realeza. Sin duda alguna aquí había algo extraño y oscuro, y Cypher quería llegar al fondo de esto.

    Con toda prisa buscó una nueva salida de la cueva y justo antes de lograrlo se encontró a un hombre fornido, con una máscara de ave, una espada pirata y una enorme pistola. Parecía ser el líder pirata. Incluso los piratas habían sido capturados por esta isla, pero no tenía tiempo para preguntas, se apresuró a exterminar a este nuevo enemigo que al ser vencido dio una nueva llave. La llave que le daría acceso al pantano.

    El pantano era muy peculiar, ya que no era como ninguno que había visto antes, era venenoso, el solo tacto a las aguas podía generar en fuerte envenenamiento. “Sin duda los espectros del bosque amarían este lugar”, pensó al ver su naturaleza.

    El pantano estaba infestado de criaturas venenosas, ladrones que usan flechas y cuchillos venenosos, arañas gigantes y un ser gigante lleno de bocas, todas venenosas.

    En la salida se topa con una gran barrera roja y cerca de ella una cazadora. Ella pertenece a la Cumbre Sangrienta, quienes en el pasado creaban estas barreras. Hace años que ese conocimiento se perdió, pero pueden controlar las barreras gracias a una runa, runa que le ofrece a Cypher, quien ahora con más habilidades puede seguir explorando esta isla.


    Ahora se encontraba en una nueva costa, está llena de lo que parecen Vikingos en una pequeña fortaleza y encima de esta el santuario de los seres de hierro, pasar mucho tiempo aquí sería una pésima idea, así que solo se libró de algunos salió corriendo del lugar y se encontró un barquero que le ofreció ir a la otra orilla, a lo que Cypher accedió sin pensar.

    Al llegar al otro lado de la costa se topó con la sorpresa de que había un sinfín de barcos hundidos y aquí estaba la ladrona, quien construiría su barco para salir de la isla e ir a Costaroca. Le dijo que si consigue salir la busque ahí, también que no la llevará ya que no puede asegurar un viaje seguro. De esta forma, la ladrona que le había ayudado se marchó, lo único que Cypher pudo hacer es desear un viaje seguro.

    Ahora que su amiga había partido Cypher decidió seguir su camino, siguiendo por la playa se encontró con un grupo de vikingos y caballeros merodeando cerca del Zigurat. Estos caballeros tenían en su poder una pequeña faltriquera, quizás fuera la de Fern, con esto decidió ir por ella, en cuanto pudiera se la devolvería.

    Antes de adentrarse al Zigurat exploró los túneles que poseía la playa y se terminó topando con un sinfín de criaturas: hombres pez, hombres de 4 brazos, arañas gigantes, ladrones. Había de todo un poco. Al final del túnel encontró un cráter gigante, encima de este había un enorme trozo de tierra flotando a una enorme altura, sea lo que fuera seguro no había nada bueno ahí.

    Al explorar el cráter se encontró en la entrada de la Cúpula de los Olvidados, de una u otra forma debería explorar este lugar, y teniendo tan cerca el Zigurat, decidió ir a explorarlo de una vez.

    En este lugar había un sinfín de criaturas, todas parecían tener un sentimiento de dolor, seres invisibles flotantes, arqueros flotantes con grilletes, damas invisibles que gritaban sin parar y más caballeros. Este lugar dejaba más en claro la naturaleza de la isla, un lugar de dolor y sufrimiento. Todos y cada uno al ceder vivirían una eternidad de sufrimiento, quizás incluso los Kraaekan tendrían ese destino.

    Llegando a la cima del lugar se encontró con la criatura mas extraña, un animal enorme, pero no era ninguno conocido. Era una amalgama de varias criaturas, cabeza y alas de un loro, garras en sus patas y una cola de escorpión, aunque poseía alas era incapaz de volar, además tenia una clase de guantelete en una garra, sea lo que fuera parecía sufrir, sea por su objetivo o como acto de misericordia Cypher enfrento a esta criatura y le dio fin a su existencia.

    A las afueras de la Cúpula se encontró con un guerrero, sentado observando el cielo estrellado, ella se acercó a hacer compañía. Él le explicó que llegó a la Cúpula sin saber que lo trajo, solo sabe que esta solo y no le molesta. Ahora observa de forma asombrada el cielo, es lo que mas disfruta, pero aprecia la compañía ofrecida, por este presente le regala a nuestra maga una nueva runa, una que le permite caminar por plataformas invisibles creadas por las estrellas del firmamento.

    A este punto Cypher poseía casi todas las runas, era increíble las habilidades que había obtenido, quizás sería la primera persona en siglos en tenerlas todas.

    Ahora con tanto poder ella iría al Zigurat, con suerte encontraría un nuevo indicio para entender la isla, esta construcción resguardaba a algunas brujas cadavéricas de fuego, las cuales no generaron mucho conflicto y, en la cima, se encontraba un rey, ya disecado y cadavérico, el cual ataco sin piedad, usando fuego, pero justo como las brujas, este cayó ante la magia de Cypher, a este punto quizás se había vuelto la más grande maga, sentía que su magia cada vez crecía más.

    Cerca de ahí se encontró a un mago, este le conto algo que ya intuía, este Zigurat se parecía a la tumba del Rey Sol de Kulka’as, parecía que el reino de donde ella provenía tenía cierta importancia y mas con lo revelado por este mago.

    El mago pertenecía a su tripulación, su objetivo era pactar la paz con la ciudadela de Fuego y Cielo, ya que el rey acaba de hacer una alianza con Askara y les juró lealtad a sus nuevos dioses. Esto había creado resentimientos con los gremios de hechiceros, ninguno estaba de acuerdo, sobre todo con olvidar a los dioses y jurar lealtad a los tres.

    Pero este mago parece ser uno de los pocos que han sobrevivido, ya que se encuentra aquí, pero sentía algo nuevo, algo extraño. En la isla había magia, magia oscura, un ser muy tenebroso, quizás un demonio que recauda, se alimenta del sufrimiento de hombres, mujeres y naciones, o quizás el demonio es la isla misma.

    El mago le pidió ayuda a Cypher, ayuda para corroborar su hipótesis, si llegaba al templo ruinoso, quizás sabrían si eso es verdad o no y para ayudarla, le dio la ultima runa, la capacidad de saltar en el aire varias veces.

    Finalmente, Cypher tenía todas las runas y aún más, sabia más de la isla, quizás ese hombre colgado tendría algo que ver. Ahora con un nuevo objetivo fue en busca de ese Templo Ruinoso.

    Cypher regresó a los tuéneles de la playa. Había explorado algunos, pero había otros que había dejado sin explorar, con suerte alguno la ayudaría a llegar al Templo Ruinoso y gracias a su fe en ello llego hasta ese lugar. El Templo Ruinoso era un lugar caótico, lleno de criaturas que se había encontrado antes, en su exploración se encontró con una enorme hacha de piedra, y, al acercarse se topo con unos fantasmas que trataban de poseer el hacha.

    El hacha creaba alguna forma de deseo, sin entender más acerca de ella decidió atacarla. Al hacer esto los fantasmas estaban decididos a matarla para cuidar su preciada posesión. El hacha fue dañándose con cada estocada, hasta romperse en totalidad y con esto los fantasmas que habían cedido ante su existencia se esfumaron.

    Al seguir explorando se encontró con lo que pensó, el hombre ahorcado; el cual rebeló más de sí mismo. Si, el recaudó hombres, mujeres, reyes, lores corruptos, dioses falsos, absolutamente todo eso es suyo. Sin entender el cómo, Cypher entendió que eso era el causante, tenia ya mas piezas en este complejo rompecabezas, ahora con esto podría hilar ideas con ese mago.

    El mago estaba, al igual que nuestra maga, llegando al templo ruinoso, lo habían encontrado casi a la par solo que, de formas distintas. El Templo era una construcción ubicada en el norte como testimonio del poder del hombre, pero se corrompió, por la codicia… o algo peor. Él cree que en el momento que antiguos reyes desterraron a los dioses, uno nuevo llegó, pero no un dios, sino un demonio, aterrado decide volver en sus pasos, quizás así entienda mejor.

    Cypher decide seguir adelante, quizás en el fondo encuentre respuestas, en su mente resonaba el tesoro del que le hablaron, quizás ahí encuentre todas las respuestas que está buscando.

    Siguiendo su camino encontró al caballero, ahora pasaba a contar más de su pasado. Él ya quería tener un momento de paz, desde los 13 años estaba en guerras y peleas, su corazón no conocía la calma y eso es lo que mas anhelaba en esos instantes, una paz que quizás no muchos puedan encontrar.

    En su camino llegó a la entrada de la faltriquera de sal, pero antes de poder entrar se encontró con un centinela, una bruja que custodiaba el lago. Esta era una bruja que usaba magia arcana, la magia prohibida y más poderosa de todos los reinos, incluso Cypher desconocía esta magia.

    El enfrentamiento fue feroz y complicado, Cypher cayó varias veces, pero su deseo de saber la verdad era más y finalmente Cypher se hizo de la victoria.

    Su magia se le hizo muy atrapante, pero no contaba con los conocimientos necesarios para realizar este tipo de magia, pero podía tener algo de ella. Regresó en sus pasos y se encontró con el alquimista que le había ayudado y, con sus conocimientos ahora su báculo tenía parte de la esencia de la bruja del lago, sentía que ahora era increíblemente muy poderosa, quizás hasta podría decir imparable.

    Dentro de la Faltriquera de Sal, se encontró con cientos de túneles que ayudaban a transportar a las personas, criaturas nacidas de la sal y en fondo, una bruja de sal y un monstruo despellejado controlado por la bruja.

    Estos seres parecían más cuerdos, pero seguían buscando la destrucción de los forasteros. Sin más opción elimino a todos los que notaban su existencia, incluso a la propia bruja y su horrenda creación.

    Al llegar a la siguiente construcción supo que el final estaba muy próximo, pues se encontró una ultima vez con el hombre ahorcado, el cual retó a Cypher. Encontrarlo, retarlo y ganarse su salvación, o por otro lado hacerse con su poder. Ante ella se abrían dos posibilidades, salir o tener el poder, una decisión que marcaría su destino.

    El lugar era tan impresionante como lúgubre. Era oscuro, lleno de extrañas runas, con arboles caminantes y armaduras gigantes que se burlaban de ella al verla, había grandes vacíos, puertas ocultas y el agua fluía hacia arriba, pareciera que el flujo de la realidad ahí no existía.

    En su exploración dio con un lugar oculto, un lugar que no debía encontrar. Una celda en donde estaba quizás la mayor incertidumbre de todas, los prisioneros eran tres figuras que estaban en un estado lamentable, un rey, un caballero y un juez. Eran los 3, las deidades más nuevas que adoraban los hombres.

    Entonces los 3 eran reales y no solo eso, estaban prisioneros, pero si ellos estaban cautivos ¿Qué Dios estaba escuchando las plegarias?

    La respuesta pronto la tendría, pero ahora con los 3 ante si debió luchar, si bien pueden ser deidades, pero incluso la influencia de la isla había hecho que estas deidades sucumbieran ante la malicia de la isla.

    Los 3 cayeron ante el poder de Cypher, ahora era tan poderosa como para suprimir a deidades moribundas. Ahora entendía un poco más, esa entidad oscura era tan poderosa como para aprisionar dioses. Él había ocupado su lugar, pero una nueva pregunta apareció en su cabeza ¿Cómo podía liberar al mundo de ese demonio?

    Esa respuesta podría tenerla muy pronto, la salida estaba cerca, pero era custodiada por un ultimo centinela, una entidad mítica, producto de leyendas, el Dragon Kaekaniano Skourzh.

    Incluso una leyenda estaba ahí, entre sus trofeos estaba un ser mítico, pero estaba tan cerca del final como para ceder. No dejó que lo contado en leyendas la intimidara, el legendario Kraaekan, al igual que todo lo demás cayó ante sus manos, ahora solo quedaba un enemigo a vencer.

    La ultima zona era un palacio, blanco y reluciente, pero totalmente callado y en paz y en su entrada, estaba aquel anciano que le dio la bienvenida. Él se presentó formalmente, él fue alguien de incontables títulos en el pasado, pero ahora, en esta maldita isla, se le llamaba Jarret. Había sido un hombre que en vida deseo tanto que no se daba cuenta que era imposible, pero un día, sus plegarias fueron escuchadas y un Dios le respondió, la isla es su recompensa, una vida de servidumbre en un lugar maldito del cual no hay escape, el Dios de esa isla es quien le dio lo que tanto anhelo, aunque el también estaba atado a su envidia, recaudando todo lo que jamás podrá tener.

    El nombre de este Dios es algo oculto, pues Jarret es tan temeroso que se niega a pronunciarlo, pero de una u otra forma, Cypher está a punto de conocerlo y ganarse su libertad.

    Cypher avanzó, ignorando a Jarret, ya que su avaricia provocó la caída de reinos, incluso el suyo propio. El cariño que le tenía se volvió rápidamente en resentimiento, pero trato de mantenerse serena, pues ahora necesitaba calma. El Dios de la isla seguro no sería cosa fácil.

    Avanzó por el Castillo hasta que en lo más fondo encontró su objetivo, una armadura gigante, protegiendo una habitación oscura. Ahí estaba lo que estaba buscando, mejor dicho, al Dios que estaba buscando, el Dios sin Nombre.

    La batalla fue muy dura, Cypher cayo varias veces, pero por fin estaba ahí, su objetivo estaba frente a sus ojos, no podría dejarlo ir tan fácil. Ese dios debería caer ante ella, no había otro modo y fue así como después de mucho insistir el Dios sin Nombre fue derrotado ante el poder de Cypher.

    Ahora estaba su elección, podía caer por un pozo, eso sería su libertad, regresaría a su mundo, lejos de esta isla o podía obtener el poder de ese Dios.

    La posibilidad de ser la nueva Diosa camino en su mente, podría liberar a los reinos, a las personas, podría ser mejor que el anterior, regir el mundo de una mejor forma, ella podría hacerlo, estaba segura.

    Entre sus manos se dirigió al hombre colgado y arrancó su cabeza, tomando el yelmo y poniéndoselo. Su ideal de hacer y ser mejor se fue diluyendo mientras los segundos avanzaban, hasta nacer otra vez la incansable ambición. Finalmente tomando la armadura de ese Dios sin Nombre, le había dado uno, su nombre era Cypher.

    Y esta isla se estremeció al momento que el nuevo Dios promulgó sus primeras palabras:

“Este panteón de Dioses olvidados temblará ante los imparables males”.

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